miércoles, 4 de agosto de 2010

Primavera en diciembre


Flotó la sensación en el exterior
se escapaba como ensoñada.
Encumbró la raíz quebradiza
la raíz esencial del cálido pálpito.
Parecía como si se partiera,
pero sólo doblaba las horas
inaugurando la fiesta.
Despertó la carne
instando a la percepción del nuevo aroma.
Floreció en explosión vacilante.

Sólo quedó la crisálida de lo sublime.



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