miércoles, 16 de junio de 2010

Entelequia


Una imagen en la mente, lejana
apenas garabateada a carboncillo
pero a menudo omnipresente,
parece marcar el ritmo del latido,
yendo y viniendo
como la atracción inequívoca
del primitivo imán.
Asola inmensa la desolación
arrollando y aplastando
atílica
los huesos como amoratados.
Arropando en planeado engaño.

Sólo es necesario un golpe, conciso
el campo magnético estalla en mil
y la atracción se desvanece.
Entonces

el sol, mi estrella, mi vida.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

uaaaauuuuhhhh
Enhorabuena por el blog!!!
Nos ha encantado
Besos
Adrián y Laura

Stella Decé dijo...

Muuuuuchas graciaaaassss mis ibicencos preferidos!!! :) Besos a montón